ENTREGA FINAL - CUESTIONARIO IMAGEN - ZOE STEINHNDLER - COMISIÓN 4 CARO Y BRUNO

 


La imagen debajo es parte de una serie de fotografías tomadas por la fotógrafa Rineke Dijkstra, la serie en cuestión cuenta de forma directa y poco ostentosa, el perfil de una niña y su transformación, no sólo física sino espiritual y personal. Dijkstra nos permite como espectadores mirar a la modelo con atención, sin máscara alguna, es ella, sólo ella y una silla. El fondo se disuelve con su tono de piel, el espacio desde la mirada de dirección de arte no lleva ningún elemento que concentre la atención, ya que la idea es que la modelo sea el único atractivo en el encuadre. 

Al momento de analizarla de forma más temporal la mire siendo detallista, veía la vestimenta de la modelo y por ella podría descifrar en qué momento fue tomada la foto. Esta serie fue tomada en el año 1994, aún así creo, desde mi punto de vista, que la intención de Dijkstra no fue mostrar una temporalidad o época sino lo opuesto, creo que ella intentó capturar una mirada y un sentimiento atemporal. El crecimiento de un individuo es atemporal, la adolescencia y la juventud es atemporal desde una perspectiva estética (aunque no humana, no vivimos por siempre, tenemos un lapso de vida), y aquí es dónde creo que la fotógrafa decide incursionar y experimentar. La juventud vive eternamente dentro nuestro, la mirada será siempre la misma, sólo que nuestros cuerpos (o envases ¿quizás?) envejecen. 

Siguiendo esta misma línea podemos observar la postura de la modelo, esta no es “delicada” o recta, sino que es suelta, desalineada, desestructurada, su cuerpo se inclina levemente en dirección a la cámara y muestra en su expresión facial una tranquilidad mezclada con ternura y hartazgo. Las tres características de su rostro son fruto de una edad conflictiva, la ternura se corre del estrellato lentamente y da paso a un conflicto interno, este último se ve reflejado más que nada en su postura desarreglada, la cuál podría pensarse como un quiebre de las reglas impuestas, una pequeña revolución. 

Por otro lado, desde el lado técnico, podemos observar ciertos elementos usados para lograr la estética y textura de la imágen, estos elementos fueron, creo yo, un objetivo normal ya que la imagen se asimila a lo que una persona podría ver, no hay distorsión del espacio ni de la figura, luce bastante fiel a lo que habrá sido en la realidad. De igual manera se podría resaltar el uso de una velocidad de 1/40 o 1/60 y una apertura de F 13 por ejemplo, ambos niveles usados con un ISO bajo ya que seguramente el espacio estaba muy iluminado, imagino que con luz de día y una luz suave. Este combinado de valores resalta la luz y le da una ligera diferencia de fondo-figura, siendo la modelo un poco más enfocada que su fondo. 

Considerando la época en la que se tomó esta imagen podríamos tranquilamente decir que se usó material analógico, probablemente de 35mm, siendo la fotografía producto de una toma directa, no hay indicios de intervención posterior. Algo que sí se podría destacar en la intervención es la dirección de modelaje que tuvo la fotógrafa, como se mencionó anteriormente, la modelo lleva una postura descontracturada pero creo que muy bien dirigida, por la forma de la caída de los hombros y la posición de sus pies, probablemente esa forma de posicionarse haya sido elegida previamente con una intención de transmitir, en primera instancia, una actitud juvenil. Dada la historia de Dijkstra se podría decir que el fin del retrato, y más que nada de la serie, es la de una documentación, fines puramente documentales y artísticos.  Entrando más en profundidad, la obra de Rineke Dijkstra propone una representación del ser humano en un sentido distanciado y objetivo, busca autenticidad pero no necesariamente como algo apartado sino como un elemento global, un sentimiento global . 

Para finalizar el análisis se podría remarcar, con una breve descripción, los puntos principales de la imagen: esta es parte de una serie de la fotógrafa, toda la serie lleva los mismos elementos, siendo estos una modelo, una silla y un fondo liso, son tres elementos que conviven en el encuadre formando un todo. Desde un punto de vista personal siento que Dijkstra logra transmitir a la perfección un sentimiento universal, como se señaló anteriormente, juega con la mirada y la figura desde un lugar muy realista y comunicativo, como una persona que ha atravesado la adolescencia y transita en este momento la adultez joven me siento identificada en su simpleza y crudeza. 




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